Reflexiones

Escrito por Andrés Hernández Martínez. 4 de noviembre de 2016, viernes..

Decía Antonio Machado sobre la realidad; “huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”. A muchos lectores no tengo el gusto ni el honor de conocerlos, vaya mi agradecimiento por delante, a otros sí, no tengo duda que las opiniones también tienen alma y espíritu, pero son diversas y tangenciales, legales y hasta terapéuticas, la diversidad de las mismas las hace meritorias y dan sentido al esfuerzo de escribir semanalmente, gracias por ello.

 

Que nadie tenga duda de mi nula intención de ofender a nadie en mis misivas y menos a los representantes políticos, que con más o menos fortuna y con más o menos acierto ocupan puestos de gestión política, como puede ser nuestro señor alcalde, no mi héroe y no mi querido alcalde, sino un alcalde producto de un cambalache de fortuna con los socialistas. Un alcalde en funciones dos años, o no, y un alcalde que presenta al 18% del municipio y a pulso, se ha ganado no ser el de todos. Quizás no era un objetivo.

 

El hecho es que yo vote, como muchos la opción de MC por animadversión a Barreiro y su horda, al caciquismo de dos décadas y al amiguismo imperante en nuestro ayuntamiento, algo que bajo mi humilde opinión no se ha erradicado, solo ha cambiado de color.

 

Por supuesto que, criticas incluidas, yo no estoy a la altura de tan noble empresa como es la de regir a esta muy noble ciudad, y lamento mucho que la decadencia manifiesta en nuestra política permita que todo el mundo se sienta capacitado para ello. Yo, como un padre para una hija, solo quiero lo mejor para regir la ciudad, y posiblemente nunca estarán a la altura de nuestras aspiraciones los novios de fortuna. Puedo dar una veintena de nobles personas de esta ciudad que no tengo dudas que harían una labor de 'estado' local encomiable, pero al final es cuestión de listas y personajes de partido que nos limitan la elección y de cambalaches de sillas y votos donde cualquiera puede ocupar un puesto de referencia institucional.

 

No sé cómo se puede tomar el cartagenerismo partidario y partidista como bandera. No sé cómo uno es más cartagenero que otro, no sé hasta qué punto se pueden dar lecciones de cartagenerismo desde el populismo más chabacano, pero desde luego, las salidas de tono, hoy en pleno siglo XXI y la imitación del antiguo Cantón, o la idealización de una bandera, “la numero cuatro del código internacional”, nada importante y sin más abolengo ni heráldica,  a mí no me representa y, no creo que sea la formula a aplicar, máxime, cuando el resto de la comarca no se siente tan cartagenera como nosotros, y eso es una asignatura pendiente de pedagogía, sentido y elocuencia. Y lo veo difícil con los ponentes.

 

El que humildemente firma, en 17 años ha publicado sobre la necesidad imperiosa de la biprovincialidad de la Región, pero con la cabeza y no con el corazón, con argumentos y desarrollos claros, no con absurdas amenazas y bravuconadas de bar.

 

A mí, como a los cartageneros de pedigrí, protagonistas indiscutibles de una obra de teatro de Becket (no Bécquer), me duele pasar el puerto de la Cadena igual o más. Me duele el desprecio capitalino de los moradores de San Esteban de turno criados en ásperas y toscas premisas como en un cortijo medieval y me hubiera dolido ver perder al Efesé en la Condómina igual o más que al más patriota, pero mi opinión es la contraria a los exabruptos para conseguir este anhelado y apreciado fin, no me gustan en el Congreso con rufianes y Rufianes de mercadillo de playa o perroflautas espinados y con Espinar de puño en alto evangelizando lo mediocre de su hipocresía, y no me gustan en los Plenos, donde echo en falta la elegancia y la clase de la que aprender, no creo que eso sea igualdad, sino falta de educación, prepotencia y sobre todo falta de valores.

 

Perdón si discrepo de las excusas de este gobierno local, pero que la ciudad estaba empeñada no era nada sorpresivo, si se acepta un reto, se realiza con las consecuencias y no con excusas mediocres y permanentes de “soldado de reemplazo” a muchos meses vista. Puedo estar equivocado, que lo estaré, pero veo una ciudad y una comarca más sucia, a oscuras, inerme, abandonada y desprotegida. Si el erario se ha multiplicado ha sido por deudas pendientes de cobrar y el recorte, y personalmente no veo ningún avance, ni en las juntas, ni en la territoriedad, ni en educación, ni en nada, solo negar la mayor.  Huelga decir que la mediocridad del anterior partido en el poder era manifiesta, pero yo, humildemente, no veo la distancia con la actual, y ya me gustaría.

 

Cualquiera puede escribir alguna columna con más o menos acierto y en paralelo, intentar poner en nuestras intervenciones y con nuestro trabajo diario, 'allende mar' la grandeza de la ciudad e incluso de la región, y yo, anodino y hasta trivial, con eso me conformo. No cabe duda que soy un cartagenero mediocre que solo aspira a tener una corporación municipal de altura y con clase a años luz mía, personas que me hagan sentirme orgulloso y personas a la que respete por sus acciones y trabajo, nada más. Ese es mi interés y a la vez mi frustración.  Lamentablemente creo que no soy el único que ha avalado este proyecto y se siente defraudado, quizás, solo quizás, esta debería ser la lectura, humildad y menos populismo de fotografía y pandereta, ya que, lamentablemente, de palmeros que no aportan más que vítores e hipócritas afectos estamos servidos.  Y hasta la fecha y no lo entiendo, para ocupar cargos políticos de relevancia no se pasa por un análisis psicológico y creo que hoy sí que va haciendo falta. Alguien dijo; “Aprende a obsequiar con tu ausencia a quien no valora tu presencia…”.

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