La sentencia de la calle (Monarquía terminal)

Escrito por José-Tomás Cruz Varela. Jueves, 11 de marzo de 2013.

En plena efervescencia de la posible imputación de la Infanta Cristina, a continuación, redes sociales y tertulias la tomarán con el presunto y abultado patrimonio del Rey, su baremo de comisiones  y pelotazos varios en los distintos países, para a continuación cuestionar si guarda su fortuna, en bancos españoles, Suiza o paraísos fiscales. Posteriormente entrará en juego el periodismo de investigación de ciertos medios, protagonistas de haber descubierto los principales casos de corrupción y averiguar a que nombre o sociedad está el capital acumulado y quienes serán sus herederos, etc. etc.

Tratando de aprovechar el tirón y en otra línea, el lunes día 8, aparecerá el libro titulado 'Adiós, princesa', escrito por el abogado David Rocasolano Llácer, primo hermano de la princesa consorte, donde al parecer, entre otras lindezas, comenta el decepcionante abandono de Letizia a su familia una vez casada con el príncipe, así como también el olvido e ignorancia de los Borbones sobre la familia plebeya. Para algunos, la publicación llega en el peor de los momentos para la Casa Real, dado que el autor es posible  incluya alguna información desconocida e interesante que no colabore precisamente con el prestigio de los personajes de la edición. Tiempo atrás ciertos diarios digitales lo vincularon con el caso  “Ciempozuelos”, en cuya trama de corrupción declaró como testigo.

Por lo visto, el primo se ha propuesto contar la verdadera historia de lo ocurrido,  considerando que todo lo anterior es glamour y mentira… Información, sin duda, no debe faltarme por su estrecho vínculo familiar, hasta el grado de participar en el divorcio del primer marido de la princesa, Alonso Guerrero. Para Isidre Cunill, autor de una republicana en la corte del rey Juan Carlos I, sostiene que en su juventud la actual princesa se consideraba: socialista, agnóstica, sindicalista y republicana, si bien está claro que con el tiempo las personas suelen evolucionar y modificar sus comportamientos y formas de pensar… ¿Véase la prueba!

Retornando la situación de la Infanta Cristina, que la Casa Real mostrase su sorpresa por el cambio de criterio del juez Castro, entra dentro de lo normal. Lo que no parecería lógico es que defendiese la postura del juez. De cualquier manera y con independencia de la procedencia o improcedencia de la imputación, lo que  no puede evitarse es la sentencia de  la calle. El descrédito ya no lo resuelve nadie, incluido el abogado Roca. La historia solo se mitigaría haciendo desaparecer de la escena al ambicioso Urdangarín.

Ahora bien y a la vista de los hechos, no suposiciones, ¿alguien considera que la ciudadanía española se tragaría la imbecilidad de que la Infanta no está vinculada con el Instituto Nóos, poseedora del 50% de la sociedad Aizoon e ignorar la procedencia del dinero que entraba en su casa? Si Urdangarín, incomprensiblemente todavía Duque de Palma consorte, no se hubiese casado con la Infanta, sería incapaz de vender algo que no fuese su alma al diablo y  tratar de engañarlo. Puede entenderse que un padre, en este caso Don Juan Carlos, por amor a su hija trate de defenderla, pero hasta el grado de tomarnos a todos por idiotas, con todos los respetos, es impasible Majestad.

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