Los españolitos del montón activan al ‘gran poder’

Escrito por Carlos Illán Ruiz - 21DEhoy agenCYA. 8 de octubre de 2017, domingo.

Unos y otros se manifiesta, cada partido político se posiciona, la situación se enrevesa… Es la movida del desafío independentistas. Y en todo este panorama son los ciudadanitos quienes, retirando cuentas de entidades catalanas, fuerzan la jugada clave que asusta a los poderosos bancos. A partir de ahí, todo parece haber cambiado.

No es habitual en en este diario hablar de asuntos que no sean de Cartagena, pero en este caso estamos en un tema del que prácticamente todos hablan, por lo que he decidido ser yo uno más de los que opinan sobre el año del anticonstitucional referéndum por la independencia de Cataluña.

Desde (muy) fuera, mi posicionamiento ha sido en todo momento el de la unidad nacional por algo muy simple. Sí se acepta que de esta forma se independice Cataluña llegará un efecto dominó, incluso en esta misma tierra catalana. Digo yo que si Cataluña se separa de esta forma, luego tendrán que aceptar que un ayuntamiento decida con la misma fórmula independizarse. Y es más, dentro de ese hipotético municipio, lo mismo podrían hacer los vecinos de un barrio; y ya, por poner ejemplos, hasta una comunidad de vecinos. Lo que no es, no es. Estamos en un país democrático con vías constitucionales por encima de impulsos y mentalidades.

Durante días hemos escucha a Puigdemont, Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera y todo un elenco de políticos junto a escenas penosas. La situación parecía que se quedaba con pocas salidas y nadie daba con la tecla. Sin embargo, volvemos a lo de siempre. No siempre los que más gritan son los que deciden. Las mayorías silenciosas existen y éste ha sido un ejemplo más. Cifras difícil de enumerar de ciudadanos anónimos empiezan a cancelar sus cuentas en entidades catalanas como Caixa y Sabadell, a los que se les enciende la luz roja. La bajada en bolsa y la gran cifra de clientes que están perdiendo los obliga a actuar, y entonces todo cambia. Parece claro que ha sido la jugada clave en todo este berenjenal. Se dice que por encima de los partidos están los bancos, que son los que financian sus campañas políticas, y parece que así se confirma una vez más. Desde que han dicho que dejan Cataluña han arrastrado a otras grandes empresas y el asunto separatista toma otros derroteros. A Puigdemont apenas se le ve y no salen los resultados del ilegal referéndum. Recordemos que a las 48 horas de su publicación debería llegar la declaración unilateral de independencia. Mientras no salgan no hay cuenta atrás.

Desde mi (muy) particular visión me da la sensación de que esto ya no es lo que era. Poco a poco la palabra ‘diálogo’ cobra fuerza y ahí es donde podría estar una salida airosa a los que se metieron en un jardín con tanto fango. Pienso, con el gran riesgo a equivocarme (como tantas veces hago), que al final puede llegar un Artículo 155 encubierto. Me explico sobre este augurio. Dimiten los actuales gobernantes catalanas y, con el compromiso de no presentarse a nuevos comicios, se convocan elecciones autonómicas. No habría que echar a nadie, pues se irían de forma voluntaria. Una forma airosa de ‘desaparecer’ sin riesgo de recibir penas de prisión.

La cuestión es que ‘Juan Español’ (así se llamaba hace años a los españolitos de a pie) decide, aunque sea en silencio, como hace en las elecciones como han hecho siempre desde que España es democrática y pese a sondeos y otras apariencias. Los que no han quedado bien parados han sido los partidos políticos, especialmente los catalanes, pero tampoco se salvan los nacionales. Lento el PP, intransigente Ciudadanos, ambiguo PSOE y en fuera de juego Podemos.

Un último apunte. Habrá que agradecer a los independentistas catalanes que con su acción han generado la mayor reinvindicación social de nuestra enseña nacional desde los éxitos de la selección española de fútbol. Muchas gracias.

Es una opinión, simple y llanamente, reiterando que muy posiblemente me equivoque porque todo está ‘ferpecto’.

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