‘Juan Hidalgo Caballero habla de mí y yo de él’

Escrito por Juan Hidalgo Caballero. 8 de mayo de 2018, martes.

Como pueden suponer es más fácil hablar de los demás que de uno mismo y cotidianamente somos también nosotros mismos los que nos engañamos con más frecuencia. Damos por cierto o podemos entender, que quien aprende a dominarse dominará su mundo. Quizá por todo esto Juan Hidalgo Caballero aspira a poner orden en su espacio, el habla de mí y yo de él, es posible que quiera imponerse a mí , o yo me mire en él, que sea mi yo ideal o un yo idealizado, en definitiva el que aspiro a ser. Tal vez al tiempo yo me sirva de él para explicarme, proyectarme fuera y conocerme a mí mismo, en cualquier caso no importa mucho pues lo interesante es aprender y disfrutar de esta experiencia que comienza aquí.

Juan hidalgo Caballero encarna la utopía, le mueve el afán por arreglar el mundo en que vive defendiendo aquello en lo que cree contra viento y marea. Es alguien compasivo capaz de sentir ternura por el débil o por el ignorante. Se odia a sí mismo y siente impotencia cuando piensa que ha fallado al que sufre injusticia o dolor y cuando traiciona sus ideales. A pesar de los riesgos, actúa con optimismo, valentía moral e independencia, sin ignorar las posibles consecuencias, es por ello que a veces pasa ratos de euforia o de temor.

Nuestro personaje no se conforma con lo que es ni con lo que ya posee sino que tiene vocación de servicio público, gusto por mejorar en lo personal y prosperar explorando otros mundos. Es perseverante, no se da por vencido con facilidad pues sabe que esta es una debilidad que no se puede permitir un caballero hidalgo. Tira de ingenio, motivación y prosa para suplir sus carencias. No tolera la injusticia, faltar a la verdad o el engaño, procura apreciar y valorar a las personas con las que trata ya que sus cruzadas son el honor, la dignidad, el respeto y la equidad social. Por encima de todo es un ser humano comprensivo y sensible que sabe reconocer y admirar las virtudes de los demás por encima de las propias, esto en ocasiones le lleva a menospreciarse o sufrir periodos de cierta paralización y pesimismo.

De este don Juan Hidalgo digo, pues bien lo conozco, que es:

Un “desfacedor de entuertos”
y esforzado defensor del desfavorecido,
que al tiempo se siente caballero y villano,
noble señor y mendigo,
vencedor y vencido,
cuerdo y sin sentido
pero feliz de haberlo sido.

Porque… pienso yo ¿qué es el ser y la vida
sino el sueño o un delirio
cada día vivido?
Queremos ser y tal vez ya somos,
¿o tal vez fingimos serlo?,
¿anhelamos el poder o lo tenemos?
¿nos dirigimos a nuestro destino o somos llamados?
¿creamos las oportunidades o las atraemos?

¿Acaso nos pertenecen los pensamientos?,
¿es nuestro el conocimiento?
¿dónde nacen nuestros inventos?
¿alcanzamos lo que podemos ser
o sin saberlo lo somos?

Al perder la vida se ganan los recuerdos
¿o es necesario vivir para tenerlos?....

Quizás este testimonio vital sirva aquí de consuelo:
Nacemos y morimos en el mismo día y cada día es una nueva vida y un nuevo sueño, ‘pero siento que no camina solo’, ni siquiera durante la noche, dominio de lo incierto, oscuridad que desvanece las distancias y el tiempo, y tampoco al despuntar el ansiado día ‘pues alguien me guía’ con paciencia  infinita, siempre en silencio para no confundir mi pensamiento.

Pero ¡dime algo Señor mío!,
que tiemblo y tengo frío estoy triste y tengo miedo al desafío.
¿Qué hago ahora con esto, debo permitir aquello?
¿qué es lo que esperas de mí, por qué me buscas?
¡Cuida de mí!, que apenas llego a ser un niño “con los pies descalzos”…. (lágrimas, suspiros)
Otro día que pasa,
mañana habrá otro día.
¡Por hoy ya basta!

Así pasa la vida de Juan Hidalgo Caballero de allá para acá en un sinvivir inquieto, en un sin saber, en oración constante. Es un sufridor que habita un mundo de incertidumbres que tal vez necesite más de la fe y la esperanza que de las certezas.

Una tras otra trascurren sus numerosas empresas entre venturas y desventuras. La gran colección de libros que ha leído nuestro protagonista, a cerca de geniales caballeros que han hecho historia, son parte principal de su alimento vital. Son tantos los relatos que ha oído, tantas sentencias, tantas experiencias compartidas y en fin son tantas las enseñanzas, que apenas puedo recordar algunas, pero sé que a cada uno de esos maestros debo algo valioso: La fuerza y la motivación de sus ideas que me han acompañado en el camino hacia mi futuro.

Aunque menos han sido las dichas que las decepciones, el optimismo innato, cierto grado de estoicismo y la actitud positiva han llevado siempre en dirección ascendente la vida de Juan Hidalgo. Cada una de las experiencias de la vida me ha ido puliendo un poco como una talla de madera, pero hasta el final no sabré cuán bueno será el resultado porque ‘no soy el artesano de la madera’. Lo que sí creo que debemos ‘pedir’ (pues se nos dará) alto y claro son nuestros deseos para así atraer las experiencias y a las personas consonantes con ellos. Los buenos e intensos deseos, los legítimos, son el arma creadora que activa los pensamientos positivos, y la imaginación es una herramienta de estos, juntos crean una gran energía capaz de hacer realidad los sueños, puede ser imán o reflejo de lo bueno y lo malo, ‘para lo grande o lo pequeño’, ¡ojo pues, con lo que pensamos y deseamos!

Todas estas preguntas, no se apuren, las ha de responder desde su entendimiento Juan Hidalgo Caballero, pero como les he dicho no busquen certezas, no las hay, pues no son para el hombre, ni de este mundo, que en su lugar nos brinda la fe y la esperanza.

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