El jurado deberá decidir si los indicios tumban la confesión del investigado
Ha concluido el juicio por la desaparición/muerte de María Dolores Sandoval. “Soy culpable de descuartizarla, pero inocente de matarla”, ha dicho quien era su pareja en el uso de la última palabra. Sin embargo, fiscal y acusación particular consideran que también fue quien causó su muerte en base a su actitud, frases (“nunca encontrarán el cadáver”) y mentiras durante la instrucción, pero el abogado defensor tiene claro que no existe prueba alguna, que nadie puede afirmar sobre que no murió por otro motivo y que todo es “una historia de terror que se ha montado el fiscal”.
⚖️ El jurado popular decidirá respondiendo a un cuestionario de preguntas
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Difícil lo tiene el fiscal Fulgencio Pérez para sacar adelante su postura acusadora ante la ausencia de cadáver, por lo que se ha basado en los testimonios. Parte de que el encausado era un “maltratador psicológico y psíquico con toda mujer con la que ha tenido relación, pero, quizás, María Dolores se sometía más”, con lo que plantea que gana enteros la posibilidad del homicidio. “Entiendo que el acusado fue subiendo escalones hasta llegar al día de la muerte de su pareja”, ha dicho, recordando las manifestaciones durante el juicio de vecinos, amigos y, especialmente, familiares. Después ha comenzado “el cuanto infantil ‘Vamos a contar mentiras’ para referirme a varias de las mentiras que en el proceso ha efectuado el investigado”, expuso, poniendo como ejemplos lo que afectan a su relación con la pareja en oposición a los comentarios de otras personas y los que se centran en el crimen y posterior descuartizamiento, resaltando que nunca colaboró con la Policía Nacional y también indicado que no se cree que el cuerpo de la mujer tuviera restos de un vómito. Otro detalle que destacó: “¿Una persona inocente dice que no la maté pero nunca vais a encontrar el cuerpo?”. Resalta que lo normal al encontrar el cuerpo era llamar al 1-1-2, a un amigo, a un familiar, a la policía…, “dice que actuó por miedo, pero el miedo era a que lo pillaran, por instito de supervivencia. Si no había rastro de violencia, podría, incluso haber sacado el cuerpo fuera de casa. Ahora, si la mató, era prioritario deshacerse del cuerpo del delito”.
El fiscal también afirmó su convencimiento de que el cuchillo con el que dice que comenzó a descuartizar a la mujer “fue realmente el cuchillo con el que la mató”. Sobre los dos restos de sangre que aparecieron, uno en el lateral del arcón y otro en una almohada escondida debajo de un capapé. “Si la descuartizó en el suelo, ¿porqué la almohada llevaba sangre?, simplemente porque la mató en la cama. Nadie ha creído su versión y por eso entró en prisión”, aseveró. Otro aspecto que destacó es que el investigado en marzo de 2021 “el juez, harto de sus mentiras, pidió que le dijese donde estaba el cuerpo. Entonces, él afirmo que no la descuartizó. Ni el acusado es capaz de creerse su propia versión”.
“Podemos estar ante un pionero en descuartizar a alguien que no ha matado, pues he mirado en internet y que no encontrado precedentes”, aseguró el ministerio público, desde donde tampoco creen que utilizara un cuchillo de cocina para trocearla, “disponiendo de mejores herramientas, como tenía”.
La acusación particular, que lleva Miguel Juan Cobacho López, se ha adherido al fiscal, además de insistir en que cree que el acusado fue el que mató a María Dolores y el que la descuartizó, “y sólo me queda la duda de si la llevó o no al vertedero”. También hizo hincapié en que al decir que nunca se sabrá dónde está el cuerpo de su pareja, se muestra como alguien que tiene mucho que ocultar. Ha hecho referencia es que otra “casa extraña es que tenía coartada, pero no la utiliza, como es que si estuvo trabajando y cuando llevaba a casa ella llevaba tiempo muerta, se hubiese notado por la temperatura del cuerpo, con lo que no se le hubiese relacionado. Otro detalle muy llamativo es su frialdad. No es lógico ser tan frío y entrar en pánico”, afirmó el abogado de la familia, remarcando que en el proceso “nunca” mostró colaboración y sí “reta” a la policía al decir que no la encontrarán “nunca”. Descarta el suicidio porque María Dolores “llevaba bien su medicación, lo que no hace quien quiere quitarse la vida”. Respecto al móvil del supuesto homicidio, el detonante “pudo ser que ella estaba saliendo mucho de casa”. Dirigiéndose al jurado, ha querido aclarar que sin cadáver puede haber condena “a través de pruebas indirectas e indicios. En este caso, que el investigado era un maltratador y que tuvo una reacción sin sentido”.
El abogado defensor (José Ramírez de Arellano Sanchez) ha comenzado que no deben confundir “lo que piensan con su labor como jurado, en la que se debe considerar si se acreditado con pruebas alguno de los dos delitos (homicidio y profanación de cadáver)”, ha dicho. Sobre la profanación, el material probatorio lo corrobora con la versión del encausado al confesar que lo descuartizó. “En cuanto al delito de homicidio, no existe material probatorio alguno. No hay autopsia, ni arma del crimen… sólo una historia de terror del fiscal”, ha dicho el letrado, haciendo hincapié en que los acusadores decían al principio que mataron a la mujer “de forma indeterminada, y ahora dicen que fue a puñaladas”. Otro capítulo que destacó es que nadie “ha podido asegurar que la causa de la muerte de María Dolores no se debió a alguna de las patologías que padecía o a la falta de insulina (posibilidad que se contempla con el testimonio del hijo) o por cualquier otra causa, como un paro cardiaco. Si el jurado no puede acreditar esto, no puede condenar a mi cliente. No existe un sólo hecho plenamente probado, sólo existen indicios sueltos, cuando el Tribunal Constitucional que deben excluirse los de cáracter débil o indeterminado”, afirma José Ramírez de Arellano Sanchez.
Respecto a la presunta dominación que el hombre sometía a la mujer, afirma que no era así. “Basta con ver los movimientos del cajero, las veces que la veían pasear con el perro o las ocasiones en que una persona la vio en diferentes locales”. Sobre un trato en relaciones anteriores, “se debían a su consumo de alcohol, de lo que ya estaba recuperado”.
ÚLTIMA PALABRA
El acusado ha hecho uso de este derecho, indicando, en primer lugar, que pide perdón a la familia (“lo siento mucho y estoy muy arrepentido”), del homicidio “me declaro inocente” y del desmenbramiento “me declaro culpable”.
El magistrado Álvaro Castaño Penalva ha hecho un receso para reunirse con el fiscal y los abogados para perfilar el cuestionario que después se presentará a los jurados, quienes se reunirán aislados para resolver.
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