PERIÓDICO DE SUCESOS, TRIBUNALES y TRÁFICO DE LAS COMARCAS DEL CAMPO DE CARTAGENA Y DEL MAR MENOR                                                                         booked.net

Va de te temores y repelús

Las autoridades no dejan de pedir responsabilidad a los españolitos con el día a día que vivimos con el Covid-19 acechando, pero no siempre se les ve a ellos. Luego está el tema del rechazo social. El miedo es libre y más sin información.

Por partes. Primero el asunto de la seguridad en hospital de Santa Lucía. ¿Quién tiene que evitar la fuga de un infectado de coronavirus? No es competencia del personal sanitario y dudo que, incluso, de los agentes de seguridad privada del complejo. Además, recordemos que quien intervenga debe llevar el traje especial para no acabar con el ‘bicho’.

Se trata de personas con circunstancias especiales y de alto riesgo, que es evidente que pretenden escapar para no ser devueltos a Argelia y que están más pendientes de salir y seguir camino hacia Francia (así lo hace la mayoría) que de si contagian o no. A uno lo pillaron encaramado en una ventana días antes. Otra persona con tuberculosis logró salir el viernes y el domingo llegó la fuga más sonada. Seguridad, ¿qué seguridad? Responsabilidad, ¿qué responsabilidad?

Ahora los ocho Covid-19 positivos de Caragena han sido trasladados al hospital de Lorca, generando malestar en dichas tierras, como han expresado desde su equipo de gobierno. Dijeron que los enfermos del virus sólo estarían en la Arrixaca y en el Santa Lucía. ¿Qué ha pasado ahora? Parte de la queja es que no se les informa. Ahí es donde se está fallando mucho. Cuando llevaron a seis inmigrantes en cuarentena por el coronavirus a Los Nietos tampoco se informó de nada a los vecinos. El que quiera que diga lo típico: ¿Y por qué tienen que dar explicaciones?. La respuesta es muy sencilla: Todos estamos especialmente sensibilizados por la pandemia y no merecemos información. Queremos saber la verdad en cada momento.

Se ha criticado el rechazo vecinal en Los Nietos y el de los vecinos del barrio de Murcia al que lo trasladaron. También hay que comprenderlos. No se trata de actitud de racismo (los vecinos remarcaban que estén ahí cuando no tengan riesgos) sino de miedo sanitario. Creo que si a cualquiera de nosotros nos colocan personas con riesgo de contagio en nuestro edificio o en nuestra calle no nos haría mucha gracia. Vamos, digo. Si hay alguien que considere que no existe riesgo alguno para su familia, la solución es muy fácil, pues puede ofrecer su casa principal o segunda residencia para acogerlos. Hay que respetar el temor ajeno porque el miedo es libre y más cuando no hay información. Ahora, estas personas en cuarentena (y las que vengan) estarán en el albergue de El Valle. Era lo que se debió hacer en un primer momento y se hubiera evitado follones. Y dentro de todo este panorama hay que meter también la patera de Portmán. ¿Por qué se aplicaron las medidas de higienización con la que llegó un domingo y no con la que arribó al día siguiente? Es más, ¿por qué se dejó en el embarcadero? ¿No tienen las autoridades a nadie para llevarla a Santa Lucía?, donde se almacenan las demás. Los vecinos cuentan que llaman y unos y otros se pasan la pelota. ¿Cómo se les pide responsabilidad a quienes piden responsabilidad?

Y cómo no vamos a tener miedo al Covid-19 si continuamente estamos escuchando que sigue ahí y conociendo rebrotes. ¿Por qué se suprimieron los vuelos de aviones desde países contagiados? La misma respuesta se puede aplicar a la llegada de pateras desde Argelia, un país con alto índice de afección. Es más, cómo no vamos a tener ese repelús si resulta que nos tienen prohibidas las verbenas al aire libre aunque sea con pocas personas, si resulta que abren los locales sociales pero prohíben jugar al dominó o al mus aunque sea con mascarilla, si nos prohíben las hogueras de San Juan cuando nunca han sido focos de aglomeraciones sólo de diversión de la chavalería, si prohíben las procesiones aunque desde el Obispado se dice que se pueden celebrar con medidas de seguridad sanitaria, si nos prohiben los bingos o loterías familiares… Si después del duro confinamiento han dejado a muchos pueblos sin estos pequeños alicientes por (discutible) seguridad sanitaria, ¿cómo no va a generar temor tener cerca un posible transmisor del ‘bicho’?

La aplicación del sentido común está teniendo muchas lagunas en bastantes, pero lo mismo resulta que estoy equivocado y todo está ‘ferpecto’.

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